viernes, 16 de abril de 2010

Gonzalo Torrente Ballester


Uno no es nada. Uno no es más que lo que acerca de uno creen los demás.


Don Juan


Gonzalo Torrente Ballester tuvo una intensa relación con el séptimo arte, no sólo como espectador, sino también en la realización de un pequeño número de películas. Además, se han llevado algunas de sus obras a la pantalla: para el cine, El rey pasmado (Imanol Uribe, 1991) y para la televisión Los gozos y las sombras (1982), con producción de Jesús Navascués para TVE y dirección de Rafael Moreno Alba.

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Gonzalo Torrente Ballester
Los gozos y las sombras




La producción de Los gozos y las sombras para TVE fue resultado de varios factores: el empeño de su productor ejecutivo, Jesús Navascués, la participación de Televisión Española y el interés del propio GTB. Tras tres años de proyecto, siete meses de rodaje y nueve de montaje, el 25 de marzo de 1982 se emitió el primer capítulo de la serie.

Trasladar a la televisión el contenido de 1.500 páginas de la trilogía supuso grandes problemas técnicos a la hora de elaborar el guión. Según GTB habrían necesitado treinta capítulos para que a la adaptación no le faltase ni le sobrase nada, pero TVE no pagaba más 13. GTB, desde su puesto de supervisor general de la serie, tenía la última palabra en todo, y varias veces hubo de imponer su criterio frente al director o los productores. Jesús Navascués se encargó de la adaptación del guión, que en su mayor parte es casi una transcripción letra a letra de la novela, pues era “muy cinematográfica”.

En el reparto había profesionales ya consagrados –Amparo Rivelles (doña Mariana), Carlos Larrañaga (Cayetano Salgado)– o figuras emergentes –Eusebio Poncela (Carlos Deza) o Charo López (Clara Aldán)–, además de un rosario de grandísimos actores en otros papeles –Santiago Ramos, Rafael Alonso, José María Caffarell, Rosalía Dans, Manuel Galiana, Verónica Luján, Fernando Sánchez Polack…

Recientemente, RTVE ha reestrenado en su página web la adaptación de la trilogía de Gonzalo Torrente Ballester, emitida en 1982, después de que se erigiera ganadora en una encuesta entre los internautas.

La obra literaria de GTB, como la de tantos otros autores, hubo de ser sometida al criterio de la Censura oficial instaurada en plena guerra por el aparato franquista. Son muchos los expedientes de censura de la obra de Torrente que se conservan en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares, y merecerían ser objeto de un estudio detallado. Para muestra, traemos a estas páginas un par de ejemplos significativos del camino que un escrito debía hacer para superar el lápiz rojo.




La legislación sobre Censura de la época franquista tiene su base directa en la ley de 29 de abril de 1938 por la que se rigieron, durante casi 30 años, todas las publicaciones. Era una ley pensada y promulgada en tiempos de guerra, y resulta significativo que no fuera sustituida hasta 1966, año en que se promulgó la conocida como “ley Fraga”. Estas dos normas marcan el antes y el después. El periodo regido por la ley de 1938 es un periodo oscuro, difícil, en el que escritores y editores sentían continuamente encima el aparato del Estado, que siempre tenía el lápiz rojo a punto, especialmente en la década de los cuarenta y primeros años cincuenta. Además, la censura era ejercida en su mayor parte por censores eclesiásticos –ya experimentados–, que debían responder a un cuestionario con estas preguntas:



- ¿Ataca al Dogma?

- ¿A la moral?

- ¿A la Iglesia y a sus ministros?

- ¿Al Régimen y a sus instituciones?

- ¿A las personas que colaboran o han colaborado con el Régimen?

- ¿Los pasajes censurables califican el contenido total de la obra?



Con el cambio de legislación en 1966, las actuaciones y dificultades puestas por Censura fueron disminuyendo hasta suavizarse mucho en los años finales del Régimen, aunque tal suavización no significó desaparición. La nueva ley eliminó la censura previa e instituyó la voluntaria.



Entre los expedientes de Censura relativos a la obra de GTB merece la pena destacar los dos que ahora presentamos. El primero referente a la novela Don Juan (Destino, 1963), y el segundo a La saga/fuga de J. B. (Destino, 1972).



Don Juan



Don Juan es una novela con una importante carga teológica. En el año 1963 la censura era principalmente ejercida por censores eclesiásticos, y éste fue el destino de la recreación del mito del burlador. El 30 de agosto de 1962 fue presentada (expediente 4699/1962) y definitivamente autorizada el 23 de octubre del mismo año, tras un rápido pero intenso periplo. Se conserva el expediente en el Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares (AGA 14119).





Una vez leída la novela, el censor emite un informe que encabeza con unas líneas dedicadas a su opinión “crítica” acerca del texto:



Novela de valores literarios, acentuándose en sus páginas a través de la lectura un alto tono intelectual que acusan indiscutiblemente los dones egregios del autor. Es una fantasía urdida sobre Don Juan y el donjuanismo, interpretados por el novelista con gracia y humor, y con frescura de alto ingenio, entreverándose una vena de innegable y preciosa cultura que ensambla con el constante humorismo. Este humorismo intelectual –evoquemos la virtud de la eutrapelia– , hace que el censor firmante salve muchos de los pasajes de la obra. Don Juan y Leporello aparecen en el bulevar Saint Germain de nuestros días, en la España de su época o en Italia. De aquí retorna a Sevilla para recalar una vez más en el París de ogaño. A través de 206 páginas con talento crítico se consagrará así el autor de este libro a analizar la personalidad de Don Juan, buceando en su sexualidad y en los estragos de su desconcertante psicología.



No parece mal informe y, desde luego, no está hecho por un ignorante: el censor es una persona de alta cultura y con formación teológica –es censor eclesiástico–, muy importante para esta novela. Sin embargo, a estas líneas le siguen un total de 18 recortes del censor, que suponían, si no un alto volumen de la novela, sí algunos pasajes importantísimos que, a juicio del autor, dejaban la novela destrozada. A la vista del informe, GTB escribió una carta al ministro exponiendo las razones por las que no compartía su dictamen y, posteriormente, rebatió cada uno de los pasajes tachados por el censor, para lo cual partía de los mismos presupuestos teológicos que el sacerdote. El ministro ordenó atender su petición y el caso fue revisado por el Director General de Información, que emitió su veredicto pasaje por pasaje.



Valgan como ejemplo de la enconada lucha entre autor y censor los dos pasajes que a continuación traemos, cada uno de ellos con la justificación del censor a la tachadura, seguido de la respuesta que le da GTB y de la definitiva decisión del Director General de Información.



Polilla y Garbanzo Negro son dos diablos, uno protestante y el otro católico. Polilla dice (y es lo tachado):



–El catolicismo está atrasado –respondió con un suspiro Polilla […]–. El catolicismo está atrasado –repitió.



Censor: “Dice: ‘El Catolicismo está atrasado’. Si se refiere a la falta de adaptación al mundo moderno y a rutinas en cosas subsidiarias y adjetivas, puede pasar. Por otra parte, el padre Welzeck, que lo dice, es un hereje”.



GTB: “Dialogan un diablo protestante y otro católico. El protestante dice que “el catolicismo está atrasado”. ¿Qué quería el censor que dijese un diablo protestante? Me parece una supresión ridícula.



DGI: “Vale el párrafo”.



El censor mismo advierte del contexto en el que se ha de entender el texto para darlo por válido, pero aún con esta salvedad, GTB se escuda en la realidad de la Iglesia, dividida entre católicos y protestantes. Quizá por ello el DGI acepta el párrafo.

María Luisa Bombal Anthes . Escritora chilena


María Luisa Bombal Anthes (n. Viña del Mar, 8 de junio de 1910 - m. Santiago, 6 de mayo de 1980), escritora chilena. Hija de Martín Bombal Videla y Blanca Anthes Precht. Su obra, relativamente breve en extensión, se centra en personajes femeninos y su mundo interno con el cual escapan de la realidad. Sus obras más conocidas son las novelas breves La última niebla y La amortajada.

"Todos los muertos que queremos, están vivos"

Con un sentido trágico y premonitorio de la vida, María Luisa Bombal (1910-1980) escribió su obra, revelando en ella un mundo de ensueños, misterios, amor y muerte. "La última niebla", "La amortajada" y "El árbol" remecieron el criollismo de la época y convirtieron a su autora en una novelista universal.

Biografías, estudios y una controvertida obra de teatro han motivado a la "Revista de Libros" a rescatar su figura.
por María Teresa Cárdenas

Amiga de Neruda, Borges y García Lorca, María Luisa Bombal se ha convertido en una verdadera leyenda de la literatura chilena. Nunca obtuvo el Premio Nacional y por ello encabeza hoy la lista de los grandes postergados de nuestras letras.

 Una vida intensa, su compleja personalidad y la calidad de su obra han motivado incluso a otros autores, como Agata Gligo, quién logró entregar una completa biografía en su libro María Luisa (Editorial Andrés Bello), que consultamos en esta oportunidad.

 Hija de Martín Bombal Videla y Blanca Anthes Precht, de quienes recibió sangre francesa y alemana, María Luisa Bombal nació el 8 de junio de 1910 en Viña del Mar. Desde pequeña demostró talento y oído musical, pero su tendencia a ensimismarse y a volar con la imaginación la incapacitaron para el aprendizaje de un instrumento.
Tuvo dos hermanas menores, mellizas y muy unidas, ante las cuales entendió tempranamente el concepto de soledad, manifestado luego en su vida y en su obra. Sus primeros pasos hacia la literatura los dio de la mano de la madre, con quien conoció el mundo maravilloso de Hans Christian Andersen. El autor danés se convertiría para siempre en su preferido.

 - Mi vida literaria comenzó con el embrujo de Andersen, con el hallazgo del bosque mágico y los héroes de Victoria, de Knut Hamsun -declaró en una oportunidad.

Muerto prematuramente el padre, la familia se traslada a la casa del abuelo materno y luego la joven y atractiva viuda viaja con sus hijas a París, donde María Luisa empieza a disfrutar con la lectura de los grandes autores franceses del siglo pasado. Doña Blanca vuelve a Chile sólo con las mellizas y María Luisa entra a la Facultad de Letras de La Sorbonne. A escondidas estudia teatro en L´Atelier, una escuela vanguardista donde alterna con Jean Louis Barrault y Antonin Artaud. Al ser descubierta, es enviada inmediatamente de regreso a Chile.

 En el puerto de Valparaíso la esperan la madre, las mellizas y un joven amigo de la familia que, casi instantáneamente, la hace intuir el amor verdadero, sublime y doloroso. Es el ingeniero civil Eulogio Sánchez Errázuriz, quien separado de hecho de su mujer, inicia con María Luisa una relación amorosa semiclandestina, que será determinante en la vida de la escritora.

 Durante el invierno de 1932, María Luisa hace amistad con Marta Brunet, con quien forma la Compañía Nacional de Dramas y Comedias, y con Pablo Neruda, quien la integra al mundo de la intelectualidad bohemia y le inventa nombres cariñosos o divertidos: "Abeja de fuego", "María piojo", "Mangosta". La bohemia consigue distraerla del dolor que le produce la repentina frialdad de Eulogio Sánchez, pero una noche en que ella y su hermana Loreto se encuentran comiendo en la casa del ingeniero, María Luisa excede el límite tolerable de angustia y en un acto desesperado se dispara un tiro en el hombro. Muchos años después declararía:

 -Me creía universalmente insuficiente porque Eulogio no me quiso.

Para olvidar, viaja a Buenos Aires invitada por su amigo Pablo Neruda, quien le presenta a un selecto grupo de intelectuales encabezado por Federico García Lorca. En ese ambiente, María Luisa despliega toda su gracia, inteligencia y buen humor, y empieza a escribir La Última Niebla compartiendo la mesa de la cocina con el poeta, mientras éste se dedica a la segunda parte de Residencia en la Tierra. Pero Neruda abandona Buenos Aires y María Luisa debe mantenerse en una modesta pensión con los escasos ingresos que le dan algunos artículos publicados en revistas. Para aplacar el frío invierno y la soledad, recurre al vino.
 En el verano de 1935 se publica La Ultima Niebla y su calidad traspasa la cordillera: a la excelente acogida que encuentra en el medio intelectual bonaerense, se suman las palabras de reconocimiento de Alone en el diario "La Nación" y de Ricardo Latchman en "La Opinión". El libro cuenta con ilustraciones del artista Jorge Larco, un fiel amigo de María Luisa que al poco tiempo se convierte en su marido. Un año y medio después, en el juicio del divorcio, la escritora revela oscuras intimidades y, por temor a las represalias, su abogado le regala una pequeña pistola que llevará siempre en su cartera.

-Nunca tuve tino en el amor -confesará más tarde.

 Asediada por los tópicos que más le atraén: su infancia, la naturaleza, sus miedos, el amor, la soledad y la muerte, María Luisa escribe La Amortajada -novela editada por "Sur" en 1938- y después de unos meses, un cuento titulado El árbol.

 Nace así la obra fundamental de la escritora, rompiendo sin contemplaciones con el criollismo y la estructura realista imperantes en esa época. Acerca de ella, opina el profesor y crítico literario Edmundo Concha:

-En estas obras, María Luisa Bombal demostró una capacidad para crear una atmósfera que no se olvida y que sólo puede lograr el gran escritor. Además descubrió el secreto de la obra literaria, que es la sublimación de la experiencia por medio del arte.

 Respecto al carácter feminista que se le ha atribuido a la autora, Edmundo Concha señala:

 -En La Ultima NIebla y en La Amortajada revela una mujer que la mayoría de los hombres ignoran. El machismo hace que las mujeres sean consideradas como objeto no como sujeto, desde ese punto de vista podría considerarse feminista.

 Luego aparecerá el cuento largo Las Islas Nuevas. María Luisa publica en revistas argentinas sus relatos poéticos Mar, Tierra y Cielo y Trenzas y hace crítica de cine, a lo que se suma su trabajo en el guión de La casa del recuerdo, película del director Luis Saslavsky que tendrá como protagonista a Libertad Lamarque.

En el sur de Chile empieza su tercera novela, La Historia de María Griselda, pero una sorpresiva difteria le obliga a interrumpir su relato. Instalada en Viña del Mar para recuperarse, una mañana siente que todos los recuerdos trágicos vuelven a su mente al abrir el periódico y encontrarse con la foto de Eulogio Sánchez y su esposa que regresan desde Estados Unidos. En un estado de gran angustia, viaja a Santiago. Un día, al abandonar el Hotel Crillón, donde se encuentra alojada, ve a Eulogio saliendo de su oficina. En un instante concentra en esa figura la razón de todos sus pesares y la desesperación se apodera de ella. Lo llama y dispara varias veces contra él. Ante los testigos, insiste fuera de sí: "¡soy la única culpable!". Luego se desmaya.

 María Luisa es detenida y la prensa informa sobre este trágico suceso. Un informe posterior revela que actuó "privada de la razón y del control de sus acciones", tras lo cual se le interna en una clínica psiquiátrica mientras continúa el proceso. El 21 de octubre de 1941 la justicia la absuelve definitivamente. Semiinvalido, Eulogio Sánchez empieza a recuperarse.

 Un mes más tarde, la Editorial Nascimento publica por primera vez en Chile La Ultima NIebla y La Amortajada. Con la segunda, María Luisa obtiene el Premio Municipal de Novela 1942 y ese mismo año viaja a Estados Unidos. Presa de la soledad que la invade en Nueva York, recurre con frecuencia al alcohol. Pero aun en esos duros momentos, no pierde su buen humor e invita a un amigo a pasear disfrazados "de caras" por las calles de Nueva York. Con el rostro embadurnado y los ojos y la nariz dibujados en otro lugar, caminan por la Quinta Avenida, ella con su cartera al hombro y el de chaqueta y corbata, impresionando incluso a los neoyorkinos.

 La invitación a un gran baile en el Waldorf Astoria de Nueva York transforma radicalmente la vida de María Luisa: en él conoce a Fal de Saint Phalle, un noble francés dedicado a los negocios de la bolsa en Estados Unidos, quien, con veinticinco años más que ella, se convierte en su marido el 1º de abril de 1944.

De difícil convivencia y carácter impetuoso, María Luisa fue también una persona con mucha necesidad de afecto. Su amiga y pariente, Marta Bañados de Precht señala:

 -La esencia de María Luisa era el desamparo, nació completamente inhábil y no podía estar sola. Se casó dos veces buscando amparo.

Con Fal comparte 27 años de matrimonio y tiene a su única hija, Brigitte. Educada en sus primeros años por una institutriz, la niña se convertirá en una destacada matemática graduada en la Universidad de Cornell y con postgrado en la Universidad de Chicago.

Para Marta Bañados, Brigitte será, además, la comprobación del sentido premonitorio de María Luisa:
 -Un día en Viña del Mar me dijeron que estaba la hija de María Luisa, y apareció ante mí una muchachita alta y dorada, tal como ella había descrito a la protagonista de La Amortajada. Incluso le puso el mismo nombre del personaje, Brígida.

La Paramount Pictures se interesa en filmar La Ultima Niebla, pero exige un desenlace más claro. María Luisa acepta y, ayudada por su marido escribe The House of Mist, obteniendo por sus derechos cinematográficos la considerable suma de 125 míl dólares. Con el título de The Shrouded Woman, Cassell and Co. Ltd. publica a fines de 1948 en Inglaterra La Amortajada. La escritora dedica sus días a dar fiestas y a realizar guiones para la Paramount Pictures. Gracias a las gestiones de su marido, recibe ofertas de traducción en importantes casas editoriales.

 María Luisa ha perdido su figura estilizada y la adicción a la bebida deriva en un cuadro de alcoholismo. Sumida en un mundo irreal, es incapaz de preocuparse de Brigitte, quien viaja a Buenos Aires con su tía Blanca Bombal. Inicia tres obras de teatro que no termina y escribe El Canciller, una novela que no la deja satisfecha.

Muerto su marido, pasa una temporada en Buenos Aires y finalmente regresa a Chile en 1973. El tema de la muerte sigue inquietando a la escritora: en una carta enviada a su amiga ara Vial y fechada en Buenos Aires el 2 de noviembre de 1972, señala:

 "Sara querida. No te emociones que te escriba ésta el día de los muertos. Mis muertos y todos los muertos que queremos está vivos para nosotros y en favor de nosotros..."

 El nombre de la escritora se menciona varias veces como posible Premio Nacional de Literatura, pero una y otra vez es dejado de lado.

 En 1974 se le otorga el "Premio Ricardo Latchman" y dos años después se publica por primera vez en Chile La Historia de María Griselda, en una modesta edición realizada por Roberto Silva. La obra obtiene el "Libro de Oro" de la Agrupación de Amigos del Libro y el Premio Academia 1976 otorgado por la Academia Chilena de la Lengua. Al año siguiente, el propio Jorge Luis Borges viaja hasta Valparaíso para presentar la segunda edición. En 1978, María Luisa recibe el Premio Joaquín Edwards Bello, creado para reconocer y estimular a los autores de la Quinta Región.

Ya con una leyenda tejida a su alrededor, María Luisa es invitada a varios encuentros con universitarios de Valparaíso. En uno de ellos, un estudiante le preguntó dónde había quedado el sombrero de paja en La Ultima Niebla. "¡Búsquelo usted, muchacho insolente!", obtuvo como respuesta el avispado joven. Después le comentaba a una amiga: "Mira que querer romperme la magia, que yo le explicara el nudo central de mi novela".

En otra oportunidad, reunida con algunos escritores en Valparaíso, Julio Barrenechea quiso saber por qué nunca había hecho poesía si era tan poética para escribir. Ella le contestó : "Porque si escribo poesía, me sale prosa".

 En esos últimos años, María Luisa empezó dos proyectos de novela sin poder concretarlos. La escritora Isabel Velasco, recuerda:

 Decía que no se iba a morir sin terminar el libro sobre Caín, porque se lo había prometido a Fal, pero yo nunca vi los originales. También hablaba mucho de una novela sobre Diego de Almagro.

Su estado precario y la necesidad de cuidados la obligan a ingresar a una casa de reposo, que en varias ocasiones abandona para irse a vivir sola. Casi no come, bebe con frecuencia, y la soledad la invade. Un año antes de su muerte dirá en una entrevista:

- Vivo la tristeza, todo me apena, (...) Tal vez por eso ya no peleo contra Dios. Perdí la partida con El y le pido piedad.

Su salud se debilita cada vez más y el médico le da más de seis meses de vida sólo si deja el alcohol y se somete a un tratamiento intensivo. Pero sus propósitos son tan débiles como su salud. La internan en una sala común del hospital Salvador y ante la gestión de escritores, amigos, parientes y periodistas, la trasladan a una pieza individual. "Es mucho peor -le dijo a una poeta amiga-, porque ahora, además, me voy a morir completamente sola".
 En la madrugada del 6 de mayo de 1980, víctima de un coma hepático, María Luisa Bombal muere sola, como lo había temido y presagiado.



Relato: El secreto

Paul Bowles




JAVIER MEMBA
Aunque entre los méritos de Paul Bowles incluidos en las solapas de sus traducciones españolas destacan las bandas sonoras que compusiera para una treintena de producciones cinematográficas y teatrales, el hecho es que Bowles entró en el parnaso fílmico de la mano de Bernardo Bertolucci.

Más aún, gracias a la celebrada adaptación de "El cielo protector" dirigida por el realizador italiano en 1990, la bibliografía de Bowles, ya en el otoño de sus días, fue descubierta con interés por el común de los lectores. Sin embargo, entre esas minorías que le veneraron desde sus primeras publicaciones, se encontraba la plana mayor de la generación "beat", que fue a reconocer en él a uno de sus precursores.

Nacido en Long Island (Nueva York) el 10 de diciembre de 1910, ya en sus primeras creaciones musicales y literarias, Bowles mostró un inequívoco interés por la experimentación. Instalado en París, publica sus primeros textos en la revista "Transition" a finales de los años 30. A comienzos de la siguiente década, compone "The Wind Remains", pieza musical basada en un texto de Federico García Lorca. Pero sus ambiciones experimentales siguen sin encontrar satisfacción. Al igual que les ocurriera a los surrealistas con anterioridad, es la cultura occidental en sí lo que agobia a nuestro autor. Consciente de ello, inicia un exilio voluntario que le llevará a los rincones más distantes de la tradición cultural que le es propia.

Marruecos será el primer lugar que le ofrezca el primitivismo y la naturalidad que busca. Al país norteafricano dedicará las novelas y relatos que le procuraran el prestigio entre toda la heterodoxia cultural occidental. La ya citada "El cielo protector", donde da cuenta de la experiencia en el Sahara de unos viajeros norteamericanos, que de alguna manera le tocan muy de cerca, aparece en 1949. A ésta le seguirá "The Delicate Prey" (1950) su primera colección de cuentos. En toda su producción de inspiración africana, la experimentación lleva a Bowles de las formas policiacas a la existencialistas. Sus personajes suelen ser viajeros sin posibilidad de regreso que se pierden en laberintos que representan su obsesiones.

Favorito de William Burroughs, el autor de "Yonqui" se instala en Tánger -además de por las posibilidades que tiene allí para fumar hachís- porque Bowles -también fumador empedernido de dicha sustancia- reside en la ciudad marroquí. Será Burroughs quien presente a Bowles a Peter Orlovsky, Allen Ginsberg, Alan Ansen e Ian Summerville. Todos ellos rinden tributo a Bowles en Villa Mouneira, residencia en Tánger de Burroughs. Una de las imágenes más difundidas de la generación "beat" es la que les muestra junto a Bowles en el jardín de aquella casa.

Mientras sus rendidos acólitos se convierten en los autores favoritos de la juventud rebelde, Bowles alcanza una de sus cotas más altas en "Cabezas verdes, manos azules", diario publicado en 1963. Por esas mismas fechas recoge los cuentos populares marroquíes que le refiere Mohammed Mrabet en Hundred Camels in the Courtyard (1963). Ya en 1964, publica "A Life Full of Holes", escrita en colaboración con otro autor magrebí, Driss Ben Hamed Charhadi. En opinión de la crítica especializada, el interés de Bowles por África se ha convertido en "una investigación antropológica de las raíces y la cultura del desierto". No obstante lo cual, la siguiente novela del escritor -"Up Above the World" (1967)- está ambientada en Latinoamérica.

Tras una nueva recopilación de cuentos africanos, "M’Hashish" (1969), Paul Bowles da a la estampa su autobiografía en 1972 con el título de "Déjala que caiga". Entre sus últimas publicaciones destacan los relatos reunidos en "El tiempo de la amistad" (1979). La muerte le sorprendió en 1999 en el Tánger que tanto amó.



Paul Bowles, (Nueva York, 30 de diciembre de 1910 - Tánger, Marruecos, 18 de noviembre de 1999) fue un escritor, compositor y viajero estadounidense

Días y viajesPaul BowlesEditorial: Seix Barral Año publicación: 1993 Temas: Ensayo : Viajes Días y viajes de Paul Bowles:
Se reúnen en el presente volumen, por sugerencia de Paul Bowles, dos textos complementarios. Por una parte, Días, único diario existente de Paul Bowles, que relata su vida entre 1987 y 1989, centrado en Tánger —salvo una breve escapada a París— y por el que desfilan personajes tan diversos y fascinantes como Mick Jagger, Bernardo Bertolucci, Elizabeth Taylor o Patricia Highsmith, huéspedes transitorios del ámbito tangerino acerca del cual nos ofrece el autor una visión sintética, de rara precisión y agudísima inteligencia.
Por otra parte, Viajes, es un conjunto de escritos acerca de experiencias viajeras, no reunidos hasta hoy en volumen ni siquiera en inglés, y que Bowles ha compilado expresamente para esta edición, relativos a parajes tan diversos como Madera, Ceilán, Kenia, Fez, Tánger o París, redactados en un arco temporal muy amplio —desde 1948 hasta 1966— que permite al escritor ser testigo de mutaciones sociales y políticas (incluso los conflictos que marcan el crepúsculo del colonialismo) o aprehender tanto el París de la «generación perdida» como el de los artistas de la última posguerra.
El conjunto de Días y Viajes describe así, desde los diecisiete años del Bowles recién llegado a París hasta la madurez del Bowles asentado en Tánger, una panorámica rica, varia y coherente del mundo que enmarca a uno de los grandes escritores de nuestro tiempo.
“Estaba en algún lugar; para regresar de la nada había atravesado vastas regiones. En el centro de su conciencia había la certidumbre de una infinita tristeza, pero esa tristeza lo reconfortaba porque era lo único que le resultaba familiar” (de “El cielo protector”)




Luis Rosales







El llamado grupo de Burgos. De izquierda a derecha, Luis Felipe Vivanco, Luis Rosales, Rodrigo Uría, Diniosio Ridruejo, Pedro Laín Entralgo, GTB y Antonio Tovar (Madrid, 1973. Foto: Muller)

Luis Rosales y Federico
El asesinato de Federico García Lorca y de miles de Granadinos en las afueras de la ciudad es un hecho que nos debe de llenar de indignación y de tristeza a todos.

Estalla la guerra civil y Lorca decide abandonar Madrid para volver a Granada, una ciudad más tranquila, con su familia. La ciudad de Granada no fue tomada por los nacionales hasta dos día después del 18 de Julio de 1936, quedando aislada pues todos los pueblo de alrededor de sumaron (o rindieron) al ejercito sublevado. Una vez tomada Granada las primeras semanas fueron precarias para las tropas. Se esperaba un fuerte contraataque de los republicanos.

García Lorca veía como las detenciones se sucedían y los fusilamientos eran constantes. Por esto decidió refugiarse en el lugar que le pareció más seguro, la casa de la Familia Rosales. Luis, poeta reconocidamente apreciado, y José Rosales, jefe de la La Falange de las Jons en Granada, eran profundos amigos de Federico. El acto de los Rosales debe de tomarse como un acto de valentía y de fidelidad que quizás no todos sepamos asumir

Pasó todo un mes desde la caída de Granada hasta que el 16 de agosto una tropilla derechista, como tantas otras que visitaron tantos hogares españoles con su dedo de guadaña, se presentaron en casa de los Rosales para llevarse a Federico. La tropilla estaba liderada por el ex-diputado católico radical por la CEDA - fue diputado de la coalición liderada por Gil Roblés entre el 1933 y 35 - Ramón Ruiz Alonso y por su "compadre" Juan Trescastro. Debió de ser muy tensa la escena que se dio en la casa de una familia Falangista que protegía a un poeta republicano de conocida homosexualidad. De nada sirvió la oposición de los Rosales, Ramón Ruiz alonso y los suyos se llevaron el mejor poeta del siglo XX camino de la muerte. Granadino sombrío, de profesión tipógrafo, Ramón Ruiz Alonso militó en el partido conservador católico "Acción Popular". A él se le atribuye la denuncia y la iniciativa del arresto, las causas fueron probablemente personales, pero todo es posible en aquellos día de odio. Lorca fue acusado de ser un espía soviético al servicio de Moscú.

Estamos a 16 de agosto. A pocos metros de la casa de los Rosales se encontraba la sede del Gobierno Civil instalado por los rebeldes. A pesar de la cercanía Lorca fue trasladado en coche y fuertemente escoltado. Entraron por el acceso de la calle Duquesa. Al poeta lo encerraron en una de las habitaciones de la primera planta. Ante el gobernador civil, José Valdés, las múltiples gestiones del músico Manuel de Falla para que lo indultaran y las súplicas de Luis Rosales. José Rosales llegó a encañonar con una pistola al gobernador para pedirle que dejara en libertad a Federico, pero todo fue inútil. Valdés consulta Quiepo de Llano, quién contestó con un "que le den café, mucho café".

La noche del 17 o del 18 de agosto se llevaron a García Lorca del Gobierno Civil. Salió esposado junto al maestro de Pulianas, José Dióscoro Galindo. Escoltado por guardias y falangistas de la llamada "Escuadra Negra" fueron empujados hacia el interior de un coche. A unos nueve kilómetros de la capital se encuentran las localidades de Víznar y Alfacar. Los rebeldes establecieron allí un puesto militar para controlar una posible contraofensiva republicana. Finalmente el barranco entre estos dos pueblo se convirtió en el lugar de fusilamiento de miles de civiles. Los vehículos que partían del Gobierno Civil ascendían, tras una parada ante el Palacio del Arzobispo Moscoso y Peralta, convertido en cuartel general, hacia Alfacar. Encima de Víznar se encontraba Villa Concha, una residencia de verano para los niños granadinos, que era conocida en el pueblo como La Colonia. La edificación fue empleada como cárcel provisional, un corredor de la muerte fatal. Se cree que durante los días en que Lorca esperaba la muerte fue duramente torturado. Fueron tres días horribles, inhumanos. En la madrugada del 19 al 20 de agosto de aquel 1936 Lorca junto con el maestro José Dióscoro y dos banderilleros miembros de la CNT, uno de ellos era Francisco Galadí, fue conducido a una cuneta del camino de Alfacar, ante un viejo olivar, cerca de la Fuente Grande - los árabes la llamaban Aynadamar o fuente de las lágrimas-. Ahí Lorca fue fusilado junto a los otros y enterrado como tantos en una fosa común sin nombre ni cruz.

Pero son muchas las dudas que uno se plantea.




Comida homenaje a Vicente Aleixandre en el Restaurante Biarritz de Madrid, el 4 de mayo de 1935 por la aparición de "La destrucción o el amor". En la foto vemos de izquierda a derecha y de pie a Miguel Hernández, Leopoldo Panero, Luis Rosales, Antonio Espona, Luis Felipe Vivancos, J.F. Montesinos, Arturo Serrano Plaja, Pablo Neruda y Juan Panero. Sentados Pedro Salinas, María Zambrano, Enrique Díez-canedo, Concha Albornoz, Vicente Aleixandre, Delia del carril y a José Bergamín. Sentados en el suelo: Gerardo Diego

http://www.poesia-inter.net/lrmemori.htm

Centenario José Lezama Lima






SOBRE UN GRABADO DE ALQUIMIA CHINA




Debajo de la mesa



se ven como tres puertas

de pequeños hornos,

donde se ven piedras y varas ardiendo,

por donde asoma el enano

que masca semillas para el sueño.

Encima de la mesa

se ven tres cojines grises y azules,

en dos de ellos hay como figuras geométricas

hechas con huevos irrompibles.

Al lado un jarrón sin ornamento.

Pedazos de leña por el suelo.

Un hombre curvado con una balanza

pesa una cesta de almendras.

La varilla de ébano

alcanza de inmediato el fiel.

El hombre que vende

teme a los tres pequeños hornos

que se esconden debajo de la mesa.

Por allí deben salir

las figuras esperadas

que vendrán cuando el pesador

logre el centro de la canasta.

A su derecha el hombre que contempla

absorto al pesador,

juega con unos pájaros.





LOS FRAGMENTOS DE LA NOCHE



Cómo aislar los fragmentos de la noche

para apretar algo con las manos,

como la liebre penetra en su oscuridad

separando dos estrellas

apoyadas en el brillo de la yerba húmeda.

La noche respira en una intocable humedad,

no en el centro de la esfera que vuela,

y todo lo va uniendo, esquinas o fragmentos,

hasta formar el irrompible tejido de la noche,

sutil y completo como los dedos unidos

que apenas dejan pasar el agua,

como un cestillo mágico

que nada vacío dentro del río.

Yo quería separar mis manos de la noche,

pero se oía una gran sonoridad que no se oía,

como si todo mi cuerpo cayera sobre una serafina

silenciosa en la esquina del templo.

La noche era un reloj no para el tiempo

sino para la luz,

era un pulpo que era una piedra,

era una tela como una pizarra llena de ojos.

Yo quería rescatar la noche

aislando sus fragmentos,

que nada sabían de un cuerpo,

de una tuba de órgano

sino la sustancia que vuela

desconociendo los pestañeos de la luz.

Quería rescatar la respiración

y se alzaba en su soledad y esplendor,

hasta formar el neuma universal

anterior a la aparición del hombre.

La suma respirante

que forma los grandes continentes

de la aurora que sonríe

con zancos infantiles.

Yo quería rescatar los fragmentos de la noche

y formaba una sustancia universal,

comencé entonces a sumergir

los dedos y los ojos en la noche,

le soltaba todas las amarras a la barcaza.

Era un combate sin término,

entre lo que yo le quería quitar a la noche

y lo que la noche me regalaba.

El sueño, con contornos de diamante,

detenía a la liebre

con orejas de trébol.

Momentáneamente tuve que abandonar la casa

para darle paso a la noche.

Qué brusquedad rompió esa continuidad,

entre la noche trazando el techo,

sosteniéndolo como entre dos nubes

que flotaban en la oscuridad sumergida.

En el comienzo que no anota los nombres,

la llegada de lo diferenciado con campanillas

de acero, con ojos

para la profundidad de las aguas

donde la noche reposaba.

Como en un incendio,

yo quería sacar los recuerdos de la noche,

el tintineo hacia dentro del golpe mate,

como cuando con la palma de la mano

golpeamos la masa de pan.

El sueño volvió a detener a la liebre

que arañaba mis brazos

con palillos de aguarrás.

Riéndose, repartía por mi rostro grandes cicatrices.









La poesía según José Lezama Lima



En una ocasión dije que la poesía era un caracol nocturno en un rectángulo de agua, pero desde luego, se le ve la raíz irónica a esa no definición, es decir, un caracol nocturno no se diferencia gran cosa de uno diurno y un rectángulo de agua es algo tan ilusorio como una aporía eleática, pero antes que todo, no para definir la poesía que no lo necesita, sino para acercársela, como yo he hecho en varias ocasiones, hay que hablar de la poesía, del poeta y del poema. La poesía actuando en la historia ni siquiera necesita nombrar su ejecutor, un poeta. El poema es un cuerpo resistente frente al tiempo y el poeta es el guardián de la semilla, de la posibilidad, del potens. Eso lo sacraliza, es el hombre que cuida un germen, nada menos que la semilla del potens, de la infinita posibilidad. Todos mis ensayos sobre poesía le dan la vuelta a estos temas y ellos como planetas le siguen dando vueltas a la poesía.



Me ha preocupado siempre, aunque más que una preocupación ha sido siempre un incesante tironeo de mi espíritu, no volver en ningún libro de poesía sobre lo que yo creía que había alcanzado en mi anterior, pues me molestaría que el lector fuese dueño de una sola corbata gris. Creo que hay una parábola en lo que yo he hecho, pues desgraciadamente no podemos ser infinitamente novedosos y sucesivos, pero sí desconcertar un poco al lector. En realidad las mejores lecturas son las que se hacen con infinitas interpolaciones. Ni que el autor pueda precisar dibujar a su presunto lector, ni que el lector fije sus lecturas y sus autores, es lo ideal.
Agua de rosas. Lila Downs

Flor del color de mis venas...
De una lluvia de cielo que muere en Cuchitán...



Eres

Vara de Romero

Madre del deseo

Que el río cantó



Eres

Suripanta del pueblo

La mujer que más quiero

Que me da de beber...



Agua de rosas

Dame de beber ahhh ahhh

Que esta tristeza

Acabe de una vez ahhh ahhh
Para la libertad. MH/ Serrat
nanas de la cebolla. Miguel Hernandez /Serrat

El espantapájaros

El espantapájaros
XIX octava de Miguel Hernandez

Centenario Miguel Hernandez

Centenario Miguel Hernandez
para la libertad...